Historia
Breve Reseña
En el año 1935 no se podía hablar de Policía de seguridad como una institución, dicha función era ejercida por voluntarios y por la guardia territorial quienes eran considerados como eficaces garantías del orden y la tranquilidad de la población, pero en la época ya la sociedad consideraba que la función policial debería constituirse como una profesión, a fin de disponer de agentes aptos y conocedores de sus deberes. Con tal objeto fue creada una Escuela de Policía en la Capital, cuya organización propuso mejorar con el correr del tiempo para que las ciudades y municipios sean cubiertos por estos ciudadanos egresados de la escuela y miembros de esta institución y no individuos tomados al azar.
El primer local utilizado por la escuela fue una vivienda bastante amplia y confortable, cedida en alquiler por una familia oriunda de Concepción, de apellido Isnardi. Estaba situado en la calle Pettirossi y Pai Pérez. Dicho local ha desaparecido y en su lugar se encuentra hoy el Sanatorio Adventista.
El primer Director de la flamante Escuela fue el Señor Rolando Degli Uberti Real; y como Subdirector, el Dr. Roque Cesáreo Giangreco.
El plantel de profesores fue conformado por un grupo excepcional de distinguidas personalidades, quienes sin otros intereses que la de contribuir con un emprendimiento tan noble y patriótico (todos aceptaron el cargo ad honoren), se prestaron generosamente con un caudal de inteligencia y vocación docente, al esfuerzo primigenio que fundó las bases de la primera casa de enseñanza profesional Policial. Según testimonios memorativos de los alumnos de aquella época la vida cuartelera era rigurosísima, ciento por ciento espartanas, con rigor altamente disciplinario, digna de la mejor tradición prusiana.
Tras dos años de intensos estudios, egresaron los primeros 47 Oficiales de Orden Público Tránsito e Investigaciones (OPTI), para las siguientes promociones el ciclo lectivo ya se extendió a tres años de duración.
Aún con todos los problemas y limitaciones previsibles en una entidad educativa recientemente formada y de muy escasos recursos económicos, no puede decirse sin embargo, que nuestra primera Escuela de Policía fuese deficitaria en el cumplimiento de la alta misión encomendada, como fuerza rectora del pensamiento y la militancia profesional de varias remesas de jóvenes ciudadanos paraguayos que tomaron sobre sí, una elevada exigencia y el difícil ideal de ser “guarda del hermano” como representantes dignos de servidores heroicos y leales agentes de la Institución guardiana de la paz y el Orden Público.
Este primer local fue utilizado por las dos primeras promociones, pasando luego la escuela a funcionar en el Departamento Central, luego Cuartel Central, hoy Comandancia de la Policía Nacional, hasta los prolegómenos de la guerra civil del año 47 situación que motivó su clausura. La escuela reabrió sus puertas en el año 1950 por decreto Nº 10.202 del 28 de febrero de ese año. Fue adquirido para el efecto una casa quinta ubicada en Asunción sobre la Avenida Mariscal López y San Martín, por decreto del Ejecutivo, emitidos el 11 de febrero de 1951. Pasó a denominarse “General José Eduvigis Díaz” , digna figura de nuestra historia, quién ocupó la Jefatura de Policía en el año 1864, cargo que desempeñó según referencias históricas con altura y con visión hasta que tuvo que abandonarlo cuando fue llamado por la Patria, con motivo de la Guerra contra la Triple Alianza.
La escuela adquirió definidos perfiles. En lento pero seguro proceso, afianzó, dio vida y continuidad a sus fundamentos conceptuales, así como fue dando vigor y consistencia a su esquema organizativo, para dar lugar a la creación de la Dirección de Institutos Policiales de Enseñanza encargada de la coordinación de las actividades educativas de la escuela de formación policial que fueron creándose a través de los años. La ley Nº 867 “Orgánica Policial de la Policía de la Capital” de 1982 establece según el artículo 211 la función de: “planificar, coordinar, orientar, supervisar y hacer cumplir los planes y programas de enseñanza”.
Posteriormente se elaboraron proyectos que de alguna manera contribuyeron a evolucionar la educación Policial, que permitió la incorporación por el Ministerio de Educación y Cultura bajo la Resolución número 10.721 del año 2002 como parte del Sistema de Educación Nacional , que dio lugar a la elaboración y presentación de un proyecto que sirvió para la promulgación de la Ley 2946/06; Que Reconoce al Instituto Superior de Educación Policial y la habilitación por la Agencia Nacional de Evaluación (ANEAES), que finalmente abrió la posibilidad de la creación de un Sistema de Educación, conforme a las aspiraciones y políticas de la fuerza policial, haciéndose necesaria la creación de un establecimiento de nivel universitario con validez nacional, orientado a afianzar la profesionalización de la misma, y lograr potenciar su nivel en materia científica y técnica.
Una institución de altos estudios con estas características, es una antigua necesidad que posee la Policía Nacional Paraguaya, para la consagración de sus fines, para lo cual se requiere de docentes capacitados y de una infraestructura técnica acordes a la complejidad de las actividades desarrolladas en el Instituto Superior. De esta forma, la misma, se constituiría en el establecimiento que brindará un constante foco de capacitación y perfeccionamiento a los miembros de las fuerzas de seguridad policiales, según lo requirieran las circunstancias científicas y sociales y sus respectivos cánones de excelencia.
Dispone de una estructura ágil y dinámica con equipamiento científico-tecnológico adecuado a las exigencias de los procesos educativos tendientes a elevar la seguridad y el reconocimiento nacional e internacional en materia de excelencia académica.